domingo, 26 de octubre de 2014

¿Qué debemos hacer cuando?


¿Qué debemos hacer cuando?

Probablemente en una escuela cualquiera del D. F. ocurra la siguiente situación:

Recientemente se han presentado una serie de casos de riñas en el interior y fuera del plantel, estas riñas generalmente son por diferencias en las relaciones (noviazgos, amistades o pertenecía a grupos sociales en particular), los cuales se establecen entre los adolescentes principalmente los de 3er grados. Algunos incidentes son entre los mismos estudiantes del plantel y en ocasiones con los vecinos de los y las  alumnos/as de otro plantel, de una Escuela Secundaria Técnica. 

Por otra parte en algunas ocasiones se están organizando afuera del plantel peleas tipo callejeras en las que van sacando a los perdedores y solamente los ganadores se van enfrentando entre sí, el motivo  principal de estas situaciones es solamente el gustó por pelear uno con otro y ganar.

Nuestra escuela cuenta con una población de 502 alumnos que se encuentran divididos en 6 primeros, 6 segundos y 5 terceros, tiene 39 docentes y se encuentra ubicada en una colonia de las más populosas en el Distrito Federal, es considerada  como una de la más alta violencia, esta escuela secundaria tiene un buen prestigio por su rendimiento académico y eso le hace tener alta demanda para su ingreso, los conflictos se generan con otra escuela secundaria vecina del lugar. Su rivalidad es tan evidente que los padres de familia están solicitando la intervención de las autoridades delegacionales para detener estas acciones de violencia en las que se están involucrando sus hijos.


De  acuerdo con la percepción de los alumnos, las manifestaciones de violencia escolar están relacionadas con la naturaleza de la convivencia y la comunicación entre los miembros de la familia; cuanto mayor es el grado de conflictividad familiar, mayor es la probabilidad de que esos niños tengan comportamientos violentos en la escuela.

Los estudiantes más frecuentemente vigilados por sus padres manifiestan menos violencia que quienes parecen ser objeto de menor control paterno. En la misma situación de menor propensión a la violencia se encuentran los alumnos que viven en hogares donde ambos padres o tutores están presentes.

El tema inagotable de la violencia puede ser abordado desde diversas perspectivas teóricas y, por tanto, podemos encontrar en la literatura una innumerable cantidad de propuestas para definir este tipo de violencia. En tal sentido, es importante rescatar algunas de las múltiples definiciones, así como marcar la diferencia existente ente los conceptos violencia y maltrato que, aunque guardan estrecha relación, son de naturaleza distinta y no se les puede concebir como sinónimos.

El maltrato puede ser definido como “el conjunto de acciones y situaciones acaecidas en todo ámbito, que afectan al niño en su bienestar, desarrollo y/o personalidad, limitando, tergiversando y/o lesionando”. Por su parte, la violencia es aquella “acción ejercida por una o varias personas, en donde se somete de manera intencional al maltrato, presión, sufrimiento, manipulación u otra acción de este tipo que atente contra la integridad física, psicológica o moral de cualquier persona o grupo social”.

Ambos fenómenos – la violencia y el maltrato - tienen escenarios diversos para su desarrollo: la casa, la escuela, la calle, etc.; cada uno con características y protagonistas diferentes pero capaces de relacionarse unos con otros. Smith propone que “la violencia puede ser entendida como el producto de actos internacionales y sistemáticos que se convierten en un daño o en una amenaza”. Desde este punto de vista, las conductas agresivas dentro de la escuela no se reducen a acontecimientos de violencia física, sino que se trata de abusos de poder por parte de personas más fuertes en contra de otra o de otras más débiles. Estos abusos pueden ser verbales o surgir de la exclusión o de la marginación de algún individuo o de un grupo de las actividades normales de una colectividad escolar.
Moreno plantea que en las escuelas se ejercen seis tipos de violencia, a los que él denomina como comportamiento o conducta antisocial: a ) disrupción en las aulas; b)problemas de disciplina relacionados con conflictos entre profesores y alumnos; c) vandalismo y daños materiales; d) violencia física caracterizada por agresiones y extorsiones; e) maltrato sistemático a iguales (bullying), en la forma de conductas intimidatorias como insultos degradantes, rechazo social y agresiones físicas, entre otros; f)acoso sexual.

Por otra parte, “resulta importante entonces concienciar, informar y tratar a las niñas y niños como sujetos de derechos, difundir la información sobre los derechos de los niños y los jóvenes entre los propios alumnos, sensibilizar e involucrar a los padres de familia y responsabilizarse en tanto ciudadanos por los derechos propios ya que si no existe esta responsabilidad de ejercicio y la autovaloración como sujetos de derechos, hay una altísima probabilidad de que no se respete, ni se valore a otros como poseedores de los mismos derechos". Ya que La formación de individuos capacitados para regular de forma autónoma su conducta y su actuación en el entorno en el que viven y sean capaces de presentar conductas basadas en criterios personales y orientadas hacia ellos.


En el Marco para la Convivencia Escolar se espera que en las escuelas secundarias se rijan por la observación y el cumplimiento de lo establecido en la Carta de Derechos y Deberes de las alumnas y los alumnos, así como la adopción de medidas disciplinarias cuando se presentan conductas contrarias a la convivencia.


Ante cualquier falta cometida por las alumnas y los alumnos se debe privilegiar el diálogo como mecanismo fundamental para su corrección, es por eso que hago la siguiente propuesta:
Se debe generar ambientes de Aprendizaje donde se desarrollen la comunicación y las interacciones que posibiliten el aprendizaje adecuados para el logro de una convivencia armónica en la Escuela.
Es por ello que se debe construir en el día a día un nuevo pacto de convivencia escolar, basado en el respeto a los derechos humanos y el compromiso con una convivencia pacífica y solidaria en la formación de ciudadanos íntegros.

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